domingo, 28 de diciembre de 2008

MUDADO A www.mijaragual.com

Con cada mudanza pierdes algo y ganas un espacio, sabes, de antemano, aunque tratas de no pensar en eso, que la probabilidad mayor es que más adelante vuelvas a mudarte. Y otra vez. Y otra vez. Al menos en mi caso. Eso no quiere decir que con cada embalaje se repita el mismo deseo: “espero que esta sea la última caja que entirro en mi vida”. 

Recuerdo esta voz en off de alguna película mala española: “dicen a cada hombre le corresponden siete mujeres, pues quiero que sepan que por ahí, en algún lugar, ha de andar ese cabrón que tiene 14 porque me robó las mías”. Yo pienso lo mismo de las mudanzas, pero al contrario. Si a cada persona le corresponde mudarse siete veces en la vida, yo cumplí ya con mi cuota y, de paso, me hice cargo de dos cristianos, pues en 30 años me he mudado como 23 veces. Es difícil llevar la cuenta. Soy como los indiecitos del libro del colegio: el último bastión de mi tribu seminómada. 

Ahora, para no perder la costumbre, me vuelvo a mudar, pero esta vez de blog: 

Así es, me cambio a  www.mijaragual.com

Ahí encontrarán un nuevo diseño y el mismo contenido de siempre. Me gustaría que le echaran un ojo y me escribieran (allá, no aquí) qué les parece. Durante un tiempo esta página será redireccionada a aquella, pa que se acostumbren. Después quedará todo como hasta ahora.

¿Que no me creen lo de las 23 mudanzas? ¿Quieren la lista?

Puerto Ordaz (1979 – 1983):
Castillito
Villa Africana 1

Caracas (1983 – 1990):
Catia
El Valle 1
El Valle 2

Puerto Ordaz (1990 – 1996):
Villa Africana 2
Unare 1
Alta Vista
Unare 2
Unare 3
Caura 1
Caura 2
Los Olivos
Unare 4

Caracas (1996 – 2008):
El Paraíso 1
El Paraíso 2
El Paraíso 3
San Juan
El Paraíso 4
Horizonte
El Marqués
Las Mercedes
Bello Monte

jueves, 18 de diciembre de 2008

2021: Pura Ficción


2021 pura ficción-español from changku a.k.a. oscar lobo on Vimeo.



Aquí está el corto documetal rodado en Caracas sobre la revista 2021 Pura Ficción. Este video formó parte de la exposición "Beyond the unveiled frontier", presentada en downtown Los Ángeles en octubre/noviembre del 2008. La idea, la invitación, la dirección y la amabilidad son de Oscar Lobo, aka Changkú. La edición es de Ignacio Piñerúa.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Campaña electoral


+ + +

Facundo García escribe en Página 12 sobre la verdad de la mentira en Internet, o sobre una pequeña parte de ella. El artículo trata su asunto, pero a mí me sirven estas líneas para decir que el cuento de la reelección indefinida en Venezuela se trae lo suyo. Porque los dos platos de la balanza no tienen lo mismo encima: uno monta al presidente como única opción de liderazgo para sostener su proyecto político (lo que habla de sus fallas estructurales). Y el otro plato soporta los resultados de su gestión dentro del país luego de diez años (salud, conciencia política e inclusión social versus déficit de vivienda, mala educación, delincuencia y corrupción). Hay más variables e implicaciones de las que puedo describir o analizar y, como en toda campaña electoral, lo importante no es hablar con la verdad en la mano, lo importante es ganar. Sin embargo, yo me quedo con dos ideas previas al resultado.

La primera desnuda la malsana costumbre de dañar al contrario a punta de mentiras, para engatusar a los débiles, a los ingenuos, y a los ignorantes que confían en ellos. 

“Hacia 1957, la psicoanalista Marie Langer documentó en su libro Fantasías Eternas (Ed. Nova) trascendidos que se habían escuchado por todo Buenos Aires en plena época peronista, más precisamente en junio de 1949. Una de las noticias falsas que miles afirmaban haber oído de buena fuente era la de un matrimonio joven que había contratado a una sirvienta, estando la esposa en el final de su embarazo. Semanas después del parto la pareja había decidido salir una noche al cine, dejando al niño en casa, al cuidado de la empleada. Cuando volvieron, ya tarde, encontraron el comedor iluminado. La mujer los esperaba ataviada con el vestido de novia de “la señora” y sobre la mesa había servido en una fuente al hijo asado con papas. Más allá de las interpretaciones psicoanalíticas, aquel macaneo cumplía con uno de los requisitos para distribuir dimes y diretes por la red: el relato debe estar en sintonía con una coyuntura social y sus temores. El cuento pegó tanto en Recoleta y Barrio Norte porque se vinculaba con el horror de las clases media y alta a que los descamisados se hicieran con el poder”.

¿Les suena? 

La segunda historia me sugiere que, gane quien gane, este país seguirá tan partido que ni socialismo, ni distribución equitativa de los recursos, ni democracia real. Basta con poco para engañar y eso alcanza para sostener en alto la esperanza, las ansias de cambio y también ese maravilloso deseo de sentir que siempre se tienen los pelos negros de la burra en la mano.

“En la entrada correspondiente a Jonathan Swift, la Enciclopedia Británica consigna que en 1708 el autor de Los viajes de Gulliver estaba tan harto de los astrólogos que decidió poner su talento contra ese gremio. Redactó secretamente una seguidilla de textos en los que vaticinó y luego relató con detalles la muerte de John Partridge, uno de los astrólogos más respetados de la época. Lo hizo pelota: el tipo estaba vivito y coleando, pero nadie le creía. El pobre Partridge fue borrado de los documentos oficiales y se vio obligado a pasar el resto de su vida explicando que no era un fantasma. La vieja anécdota sugiere otro ingrediente para el embuste exitoso: la gente suspende su incredulidad si lo que le informan le da placer”. Lo que me lleva a cerrar con otra frase que leí en Página 12: La realidad no es la única verdad. Claro, ellos hablan de literatura. Yo me refiero al país, la democracia, la justicia, esos temas gruesos y cualquiera de sus negaciones.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Ínfulas de grandeza

Hasta tu adolescencia, por ahí, en el 2021...


Esta es mi chama con dos semanas de vida


Soy vulnerable a tu lado más amable
soy carcelero de tu lado más grosero
soy el soldado de tu lado más malvado
y el arquitecto de tus lados incorrectos
soy propietario de tu lado más caliente
soy dirigente de tu parte más urgente
soy artesano de tu lado más humano
y el comandante de tu parte de adelante
soy inocente de tu lado más culpable
pero el culpable de tu lado más caliente
soy el custodio de tus ráfagas de odio
y el comandante de tu parte de adelante
perdiendo imagen a tu lado estoy mi vida
mañana será un nuevo punto de partida
soy vagabundo de tu lado más profundo
por un segundo de tu cuerpo doy el mundo
que más quisiera que pasar la vida entera
como estudiante el día de la primavera
siempre viajando en un asiento de primera
el comandante de tu balsa de madera
que más quisiera que pasar la vida entera
como estudiante el día de la primavera
siempre viajando en un asiento de primera
el carpintero de tu balsa de madera

soy el soldado de tu lado malvado
y el comandante de tu parte de adelante
perdiendo imagen a tu lado estoy mi vida
mañana será un nuevo punto de partida
soy vagabundo de tu lado profundo
por un segundo de tu cuerpo doy el mundo
que más quisiera que pasar la vida entera
como estudiante el día de la primavera
siempre viajando en un asiento de primera
el comandante de tu balsa de madera
que más quisiera que pasar la vida entera
como estudiante el día de la primavera
siempre viajando en un asiento de primera
el carpintero de tu balsa de madera

soy el soldado de tu lado malvado
y el comandante
sólo estoy solo y estoy buscando
es a alguien que me está esperando
que me entienda, y si no me entiende
alguien que me comprenda
a alguien para recordar
de memoria cuando estoy de viaje
cuando estoy muy lejos
soy un vagabundo y camino bastante
alrededor del mundo
pero quiero volver a mi casa
a alguna casa
para encontrar a esa princesa vampira
que respira
que respira y me mira



miércoles, 3 de diciembre de 2008

El ojo en la letra / La puya en el ojo / El dedo en la llaga

Tengo frente a mí algunos libros y revistas. Entre esos libros hay algunos de fotografía (Carlos Germán Rojas, André Cypriano, Pep Bonet, Alberto García-Alix), como ven, en su mayoría, más que autores, retratistas, si es que tiene sentido especificar. También está mi vieja iBook G4 y, en su pantalla, un correo electrónico con una invitación, una nota de prensa y algunas imágenes sobre escritores venezolanos. Me lo envía una mujer querida, una de esas personas duras con alma noble: una artista. Lisbeth Salas. No es que nos conozcamos de toda la vida, sino que la complicidad se instala a partir de los gestos y entre nosotros hubo algunos desde la primera corazonada. La invitación es para que asista al bautizo de su libro, titulado El ojo en la letra. Ciento once retratos en blanco y negro sobre escritores venezolanos, todos revelados en cuartos oscuros.

Dice Editorial Alfa:

La presentación estará a cargo de Boris Muñoz, a las 7:30 pm del próximo martes 9 de diciembre de 2008, en el Centro Cultural Chacao, ubicado en la Avenida Tamanaco, El Rosal (detrás del Centro Lido).

Tenemos acá otro componente –de peso– con nombre y apellido, su presentador. De Boris sólo puedo hablar con admiración, y para no inventar sobre un libro que no he visto (pero que ya me contenta) ni hacer esto más largo de lo necesario, copio un párrafo y dos líneas de esa entrada poderosa, acertada, amable, escrita por él:

“No estamos ante cualquier comunidad. Salvando exclusiones numerosas e inevitables, este libro constituye lo más cercano al retrato de nuestra república de las letras. En realidad, una reunión con los 111 autores que figuran aquí hubiese sido literalmente imposible si Lisbeth Salas no hubiese fijado su ojo en cada uno de ellos. No porque las voces universales y consagradas no puedan citarse con un relevo generacional en el cual acaso habrá autores de una trascendencia y grandeza equivalentes. Sencillamente, muchos de los que aparecen han muerto hace ya un rato y otros se encuentran tan cerca del presente que, en términos generacionales, tienen muy poco que ver con la circunstancia en la que sus mayores escribieron. Por otra parte, la inescapable realidad política en la que se mueven los contemporáneos también ha contribuido a dividir y atomizar la corriente literaria principal con códigos sectarios y sombras de fanatismo, reduciendo el debate intelectual a la mezquina arena de una rencilla bizantina.

Lisbeth Salas es una testigo consciente del peligro de ofrecer una ilusoria solución de continuidad. Por eso, su mirada asume sin paliativos el carácter fragmentario de esta tradición”.


Es verdad que voy sobre todo por Lisbeth y el orgullo que me produce conocerla, pero la más sentimental de todas mis razones es que quiero ver frente a mí, detrás de mi vieja iBook G4 y su pantalla (desde la que reboto esta información), ese documento hermoso.


Bautizo del libro El ojo en la letra_
Fecha y hora:
Martes 09 de diciembre a las 7:30 pm_
Lugar:
Centro Cultural Chacao. Avenida Tamanaco, El Rosal (detrás del Centro Lido)_

lunes, 1 de diciembre de 2008

Yo toqué la guitarra de Billy Corgan

Ya salió la tercera edición de la revista Ojo, editada por la estudiante universitaria más hermosa entre todas las madres, y viceversa: Verónica Ruiz del Vizo. Ajá, sí, mi esposa. ¿Y? La publicación se hace con la colaboración de un poco de chamos que trabajan por gusto y el resultado es contundente: 90 páginas de buenas lecturas y el diseño marca Negro TM. Producen eventos pequeños y mueven gente para bailar sin música, para beber, para comer pescado crudo... tema de otro post. Acá leerán una crónica de esa tercera edición, escrita en primera persona por Korangel Bueno. Salud.



Luego de haber paseado la tarde de aquél primero de agosto del 98 en Lord & Taylor, mi tía y su amiga Nitia se dieron cuenta de que ya era hora de volver a casa: a las ocho de la noche acompañarían a mi prima Gauri al concierto de una de las bandas del momento; The Smashing Pumpkins, en el Radio City Music Hall. Apenas llegamos, me obligaron a tomar el baño más rápido de mi vida. Vista la emoción y la expectativa que despertaba el evento, me vestí estrenando una camisa.

Tomamos un tren rumbo a Manhattan. Cuando atravesamos la entrada del Radio City, ya había comenzado el concierto. Según mi prima, iban por la tercera canción. Nuestros asientos quedaban lejos de la tarima, en la fila N. Yo sentía una emoción inexplicable, pero no entendía por qué; después de todo, no conocía tanto a la banda y era la primera vez que los veía en acción, aunque sí sabía de la existencia de Billy Corgan, gracias a Gauri, mi prima. Ella lo amaba con locura, coleccionaba sus fotos, le reservaba los portarretratos más costosos y los mejores espacios de su cuarto, se sabía su vida entera, y ni hablar de los CD… los tenía todos.

Sin embargo, ahora que lo pienso, me resulta curioso que me hablara tan poco de sus discos ese día. Comienzo a creer que, a propósito, quería dejar todo a mi criterio.

En pleno concierto Gauri sacó lápiz y papel –no sé de dónde– y comenzó a escribir algo parecido a una carta, con una letra espantosa y grande, apoyándose en sus rodillas. Yo la observaba mientras disfrutaba el espectáculo. Me dio su misterioso escrito y me empujó hacia adelante, cada vez más cerca de la tarima, para buscar alguna forma de dársela a Billy. Sí, Billy es Billy Corgan. Bajé por un largo pasillo sin preguntar, entre un montón de gente y bastante confundida. Me detuve algunos minutos a observar, hasta que me habló una mujer uniformada. Yo no entendía lo que me decía. Mi prima se acercó. Hablaron. No sé sobre qué, pero fue tan determinante que la mujer me puso en primera fila. ¡Podía tocar la tarima y veía a los Smashing tan perfectamente que no lo podía creer! Al rato le permitieron a mi prima estar junto a mí.

Ya estaba terminando el concierto y Gauri me gritaba al oído que saltara, que le mostrara la carta a Billy, que se la diera. Yo estaba cansada de tanto brincar, pero seguí intentando. Finalmente, lo increñible: Billy me vio e hizo algunas señas.

No esperé más de tres canciones, Billy estiró su brazo para “tomar la carta”, pero me llevó con todo y papel hasta la tarima. Fue tan rápido que no tuve tiempo de pensar en lo que estaba sintiendo. Me colgó su guitarra eléctrica, que me llegaba casi a los tobillos, la ajustó y me dio su uña. Sí, su uña. Levanté la cara hacia al público y sonreí de tal manera que me dolían los cachetes. Vi a mi prima que me gritaba “tócala, tócala, tócala, tócala. Muévete, muévete, muévete”. Comencé a tocar como si supiera las melodías. Al mismo tiempo, Billy subía a otras personas del público para que tocaran el bajo de D’arcy, la guitarra de James Iha y la batería de Jimmy Chamberlin. El salón se caía. El público estaba eufórico. Los que estábamos arriba, ¿cómo describirlo? Moríamos mientras hacíamos un escándalo.

Lean a continuación: Los Smashing Pumpkins se despidieron dejándonos cerrar el espectáculo. Se acercó a mí un hombre enorme que tomó la guitarra, y me dejó la uña de Billy, y también una de D’arcy. Gauri, mi prima, me ayudó a bajar del escenario. Estaba como loca de la alegría. Le di la uña de Billy y caminamos para salir del lugar.

Estábamos buscando a nuestras madres para irnos cuando se nos acercó un chico con una radio en la mano, y le habló a mi prima. Yo, sin entender, sólo observé los gestos de shock y emoción de Gauri. Su boca abierta. Le pregunté qué pasaba y me contestó que Billy Corgan quería vernos y que el chico nos llevaría con él. Caminamos por la calle hacia una puerta lateral del Music Hall; la gente nos veía y gritaba. Subimos por un ascensor y llegamos a un piso iluminado, lleno de gente. El chico nos dejó en el cuarto donde Billy nos recibió calurosamente, habló un rato con mi prima, que se reía nerviosa y decía de todo. Yo atendía en silencio. De repente, D’arcy me pasó por un lado con su blusa negra transparente, y me impresionó mucho.

Billy habló con nosotras. Mi prima le contó algo sobre mí porque ambos me vieron y él se agachó para decirme “hola”, colocando sus manos en mis hombros; yo seguía sonriendo. Quisimos tomarnos fotos, pero la cámara de Gauri se atoró. Algo tenía que salir mal, dijo suspirando en perfecto castellano. Billy nos firmó autógrafos en varias hojas e intentó decirme frases en español. Luego nos despidieron amablemente y salimos del edificio. Nuestras madres nos recibieron desesperadas, haciéndonos millones de preguntas.

Compramos camisas del concierto a un inválido que estaba en la calle, y un chico se nos acercó prometiéndonos que nos vendería un video del show, grabado por él. Le pedimos su teléfono y al mes tuvimos el material prometido, que junto al autógrafo de Billy, el ticket de entrada, la uña de D’arcy y unas fotos que incluía el video, se suma a las pruebas. Todo fue real.

Sobre la carta, a estas alturas desconozco si Gauri especificó quién la había escrito, pero lo cierto es que una pequeña venezolana de tan sólo once años fue el gancho perfecto para sensibilizar el lado humano que caracteriza a Billy Corgan: el texto, escrito en primera persona y dirigido a él, decía que “tenía cáncer, que el sueño de mi vida era conocerlo y que había acudido de muy lejos sólo para poder verlo”.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

23 N

+ + +

Iba a escribir un comentario vacío sobre los resultados de las elecciones del pasado domingo 23 de noviembre, alguna anécdota recreada en aquél trompito de apuestas tan de moda en los ochenta que tenía seis caras (Toma uno, Toma dos, Pon uno, Pon dos, Toma todo, Todos ponen). Mi conclusión: que los jugadores, después de caer la perinola hexagonal en "Todos ponen", casi siempre leían "Toma todo". Y que ese mismo impulso (ese deseo disfrazado de error) se refleja ahora en eso que llaman "el electorado", quien –una vez más– se autoengaña pensando que ahora sí, "algo" va a cambiar. O peor, "a mejorar".

También iba a escribir algo sobre las golpizas adolescentes en las que uno se fajaba "de caballero". Como sabrán, en esas batallas, luego de terminar con un ojo morado y la trompa rota, los que peleaban se iban pensando en los golpes que debieron lanzar y esquivar, mientras sus seguidores, que gritaban a un lado durante la coñaza, siempre comenzaban un nuevo debate para exigir el reconocimiento de su gallo. Así, lo importante no era haberle partido la jeta al otro, sino lo que opinara la gente que había visto la vaina.

Pero, por los momentos estoy muy ocupado haciendo patria en mi casa y aquí hay un buen análisis sobre estas elecciones, así que se quedarán con las ganas de leer mis inmejorables reflexiones.

Salud.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Carlota


Todavía asombra un nacimiento. Conmueve e hipnotiza, en ese orden. No imagino (o no recuerdo) aquél viaje a la luz y la sorpresa o el espanto que genera. Tampoco puedo describir este momento irrepetible:

De una mujer valiente sale esa niña grande que me mira. Con algo de esfuerzo, durante tres o cuatro parpadeos, lo hace. No sé cuál de los dos está más sobresaltado. Retomo la idea del amor a primera vista y huelo todo como nunca. Soy un animal, ahora estoy seguro.

Afuera llueve como de costumbre en esta época. Pienso: voy a protegerla, voy a darle lo que tenga. Todo. Incluso, voy a mostrarle el terror: la enseñaré a leer, le hablaré de ciudades, de proyectos, de política, ideales y canciones. Voy a decirle cómo se besa y cómo se supera al maestro. Le voy repetir una y otra y otra vez lo que ya le estoy diciendo: el juego es mejor que el trabajo, nuestro abrazo es irremplazable, tu madre es la imagen fiel del amor. Yo puedo ser tu pasión infantil, pero tú serás, nena, mi único evangelio.

Carlota duerme plácida y lo demás es su madre. No hay resto. En esta empalizada lo inmenso cabe en un brazo y el mundo es del tamaño de una teta.





miércoles, 12 de noviembre de 2008

Lo que necesitas

+ + +

Parece que no terminó la universidad, le gustan los comics y una vez hasta bebió gasolina. Baila bien. 

Si él lo dice, yo le creo. Miren:



martes, 11 de noviembre de 2008

Algo Personal

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A usted, que a estas alturas todavía se divierte navegando en Youtube; que disfruta tarareando viejos éxitos musicales; que no sabe en cuál de esas almas puras, libres, únicas y justicieras va a depositar "sus esperanzas" en las próximas elecciones... Un regalo.