sábado, 5 de julio de 2008

Sobre Europa, el racismo y otros nombres

+ + +

Bien lo explicó Jon Lee Anderson en una entrevista: El racismo de nosotros no se ha ido y Europa tiene el problema de haber cometido durante el siglo XX las peores atrocidades en contra de etnias, inmigrantes y minorías. Ahora está siendo invadida por ellos. 

El pana Duque cree que el asunto es embarazoso: le toca a los negros, latinos y asiáticos preñar a cuanta mujer blanca respire en Europa, porque el continente se hace muy viejo y el futuro es multicolor.

Con cierto pánico, los poderosos de Europa se enfrentan al dilema de alzar la voz o plegarse en silencio a las pleitesías de lo políticamente correcto. Ellos saben que ninguna de estas opciones, sin embargo, garantiza resolver un problema que tiene que ver con la naturaleza animal. 

Aquí les dejo una inquietud que recogí del blog de Marc Caellas, quien a su vez recibió el mensaje de una amiga que lee al escritor valenciano Juan José Millas, o al diario El País. Se titula Filantropía.

"La subida de la luz no es para que las compañía eléctricas ganen más, sino para ayudarnos a consumir menos. La flexiseguridad, como el ornitorrinco, constituye una aportación a la biodiversidad. La jornada de 60 horas mejorará los derechos sociales en Europa. Los atascos son angosturas puntuales. Los accidentes, incidentes. La gripe asiática, diarrea estival. No sabemos qué nombre dar aún al miedo a la Iglesia, al pánico a modificar la ley del aborto, al terror a enfrentar de una vez por todas el asunto de la eutanasia, pero ya se nos irá ocurriendo, por recursos lingüísticos que no sea. Si hemos sido capaces de llamar daños colaterales a las víctimas civiles, cine de adultos al pornográfico, hombre de color al negro, establecimiento penitenciario a la cárcel, intervención militar a la guerra, solución final al crimen, niveles a los precios, métodos de persuasión a la tortura, privación sensorial a la asfixia inducida, productor al obrero, colaborador al asalariado, becario al esclavo, limpieza étnica al genocidio, campaña aérea al bombardeo, financiación al préstamo, moderación salarial a lo que usted ya sabe, y así de forma sucesiva, si hemos sido tan ingeniosos, tan rápidos en la respuesta, tan eficaces en el uso de la palabra, tenemos que encontrar el modo de convencernos de que la Ley del Retorno es filantrópica. A mí prácticamente me han vendido la burra esta semana. A ver cómo se la venden a un inocente equis cuando lleve un año encerrado en una celda. ¿Cómo explicarle que está allí por su bien, por su seguridad (quizá por su flexiseguridad)? ¿Cómo convencerle de que, de no haberlo encerrado, quizá lo hubiéramos matado, que era lo que nos pedía el cuerpo? Pero somos europeos, muchacho, dictamos leyes capaces de contenernos, de ponernos límites, y tú, enhorabuena, eres uno de sus primeros beneficiados".

No hay comentarios: