jueves, 17 de abril de 2008

Jon Lee Anderson / HAY QUE ROMPER LA AUTOCENSURA DE LO POLÍTICAMENTE CORRECTO

Escuadrones de la muerte anticomunistas, militares golpistas, la caída de Bagdad, el Che Guevara: héroes, guerrillas, suicidas, matones, unos cincuenta países y todos los continentes. Este es el amplio terreno de trabajo que ha cubierto Jon Lee Anderson como periodista a lo largo de 30 años.

Dentro de unos meses, o menos, The New Yorker publicará el perfil que vino a escribir sobre Venezuela y su gobierno y su gobernante, el presidente Hugo Chávez. La que sigue es una versión ampliada de la entrevista que le hicimos Jesús Ernesto Parra y yo para el primer número de
Plaza Mayor, una revista gratuita que diseña Negro Nouveau y editamos nosotros para la Alcaldía Mayor. Circula en Caracas desde el fin de semana pasado.


La fotos de Jon las hizo el pana Andrés Manner


¿Cómo ha sido tu relación con Venezuela?

Estuve dos meses en 2001, mientras entrevisté a Chávez. Conocí algo de Petare, fui a Choroní, a una ciudad más allá de Maracaibo, a la prisión de Yare, a Barinas y a la frontera del Táchira; estuve en un pueblo donde algunos miembros de las FARC andan a sus anchas en las calles. También fui a Bolívar, hice escalas en diferentes zonas, siempre muy enfocado en mi trabajo. Vi bastante, aunque me falta mucho. Luego regresé en 2005. Y ahora.


Le sucede a amigos viajeros y periodistas que Caracas les parece inaprensible.

Sin afán de ofender, pero la primera impresión es difícil de superar y dura bastante, esto parece una sociedad colapsada, en un Estado fracasado que vive una pesadilla urbanística. No puedo decirlo más suave. Me parece una ciudad fatal en muchos sentidos, pero sobre todo desde el punto de vista del ser humano: no ves caminantes, hay mucha delincuencia, el ruido de los autos es, bueno, yo conozco muchas ciudades, pero hay pocas como esta, quizá Lagos. Vaya, estoy comparando a Caracas con una ciudad que es la pesadilla del mundo: Lagos, en Nigeria, uno de los países más grandes, populosos y ricos del planeta. Pero así empezó allá, hace años.


¿Por qué dices eso?

A mí me ha gustado más Caracas estos últimos días, quiero decirlo; la clave es conocer a su gente. Pero para mí Caracas tiene lo peor del mundo moderno. Cosas que ya van corrigiendo en otras partes, aquí ni las han pensado; para comenzar, tienen que hacer algo con los autos, esta ciudad está tomada por los autos, no es para los seres humanos, y eso es algo muy del siglo XX que se tiene que cambiar. Cuando el automóvil impone las condiciones, estás jodido. Y yo siempre he sentido rechazo hacia los barrios, a que estén dispuestos a vivir así; no que la gente en los cerros esté dispuesta a vivir así, sino que el resto de la sociedad, teniendo las posibilidades de mejorar esa situación, no haga nada. Dejaron que floreciera mucha miseria alrededor y es como si no lo ven, o si lo ven, no pasa nada, qué importa, se van a Miami.


Y las sociedades que han avanzado en la solución de ese tipo de problemas, desde tu experiencia como viajero, qué pasos han dado.

Mira, es que no se puede transplantar una solución de otra parte a equis sociedad, cada una tiene sus variantes. Una vez que se crea una sociedad así, es difícil corregirla, no quiere decir que es imposible, pero es difícil porque tienes que corregir una psicología. Lo que he dicho sobre Caracas es válido también para otras ciudades, en menor o mayor grado, pero acá no hay un real centro histórico, no hay plazas peatonales, no hay una clase media extendida en la ciudad, la gente va a los malls, ¿y eso qué es, eso es venezolano? Los autos y los malls son una cosa enajenante, y ojo, eso es lo peor de los Estados Unidos. Hay mucha indolencia. Acabo de ver al margen del río (Guaire) un montón de casuchas de indigentes, ¿esta es la capital?


¿Eso te sorprende?

Eso no se ve así en otras ciudades, hermano. Y me sorprende porque creo que no tiene justificación. Cuando lo menciono la gente responde: es que no se puede hacer nada con ellos, uno los trata de ayudar y después vuelven al sitio. Ah, ¿y entonces qué? ¿Ya es condición permanente? No puede ser, lo insoportable no puede llegar a ser permanente. Así comenzó Nigeria. La sociedad debe crear una clase media estable, extender la bonanza del país en términos de infraestructura. Se supone que Venezuela es el país más rico del hemisferio, ¿cómo es que todo salió mal?


Esta imagen del oeste de Caracas es de Alfredo Allais


LA MIRADA DEL MONSTRUO

¿Cómo es la política editorial de los medios estadounidenses en el tratamiento de América Latina?

Ah, yo siempre he tenido que fajarme para interesar a editores en América Latina, es deprimente que a estas alturas, cíclicamente, haya que hacer lobby para que tengan en cuenta a regiones enteras.


¿La prioridad de los editores es el Medio Oriente?

Y es la prioridad de los políticos. Lamentablemente también tengo que decir “a estas alturas”, porque esto lo he visto cíclicamente en mi vida adulta. Los editores allá siempre siguen la pauta impuesta por la Casa Blanca, si no hay tropas norteamericanas ahí, o algo gordo, no importa. Adiestran al público, el público es tratado casi siempre como un montón de payasos, o bobos, personas monotemáticas que solo pueden estar interesadas en una cosa. Eso es una frustración mía porque siendo norteamericano, tengo un sentido de pertenencia por América Latina.


¿Por qué?

Porque visto en términos del mundo, no hay dos regiones culturalmente distintas pero que tengan tanto en común, ni los chinos, ni los árabes; nosotros, gringos y latinos, tenemos más en común y hay compenetración, cercanía geográfica e intereses mutuos. Tenemos más en común que África y Europa, tenemos más en común que África y el mundo árabe, compara otras regiones. Los chinos y los japoneses se odian; los africanos, qué van a decir, son tan pobres; ¿acaso tú crees que los chinos mueren por amor a los africanos? No, los chinos tienen la cultura más racista que hay. Los árabes, por favor, ¿quiénes eran los primeros negreros? Los árabes. Siguen siéndolo, en su psicología colectiva. ¿Quiénes están construyendo Dubai, “las maravillas” de Dubai y Abu Dabi? Esclavos modernos de Bangladesh y Pakistán. Viven en campamentos resguardados, reciben una miseria de salario y tienen que cumplir años antes de volver a su país. Los árabes del golfo siguen con su mentalidad de esclavistas, de negreros. Y los europeos están tan neuróticos que ya no saben a dónde van a ir a parar.


Las políticas anti inmigrantes cobran cada vez más fuerza.

También es lógico y hay que decirlo con claridad. España durante 500 años ha sido un país nutrido de una cultura de limpieza étnica, que ha expulsado o matado a los que no son afines, o los ha conquistado. Históricamente, los españoles son la tribu dominante. Y sin embargo, en cinco años, su población se ha elevado en diez por ciento por los inmigrantes. Hablan de sudacas, pero los que son odiados uniformemente en toda Europa son los magrebíes, los árabes, los musulmanes. Hay recelo, hay odio y hay miedo contra esa población.


También hay una doble moral

Lo que pasa es que Europa tiene un problema: hace 60 años cometió las atrocidades más grandes de la historia en contra, justamente, de etnias, inmigrantes, minorías, entonces están todos como vacunados, con pánico a que eso les vaya a brotar de nuevo. Se pliegan a las pleitesías de lo políticamente correcto, que es también un argumento falso, que es una forma de la autocensura y que no permite hablar sobre el problema real. Yo lo vi en los Estados Unidos durante los ochentas: se dejaron de hablar después de las luchas de los derechos civiles en las décadas anteriores; se abrió una brecha y para finales de los ochenta había un recelo muy grande de parte de la mayoría blanca y latina en contra de la minoría afroamericana.


Pero todavía se mantiene

Mucho menos después de Clinton. Él tuvo mil cagadas, pero lo que hizo muy bien fue reconciliar al país racialmente. Por eso todos están paranoicos y no quieren que se intensifique la lucha entre Hillary y Obama, porque el problema es real, esas diferencias raciales pueden durar siglos, por lo menos generaciones. Y hablemos claro, si Europa se abre de piernas, será inundada de inmigrantes. De hecho, lo está siendo. Libia es un país de dos millones y ¿tú sabes cuántos africanos han llegado a Libia esperando pasar hasta Europa? Dos millones. Se ha duplicado la población en tres años; eso es inconcebible, compadre. Estoy hablando a calzón quitado, pero espero que entiendan a dónde voy, mi crítica es que hay temas que son escabrosos, delicados, pero que hace falta ventilarlos, porque sin ventilación los problemas siguen, incluso hay que romper la autocensura de lo políticamente correcto, porque si no lo que vamos a vivir es un rebrote del ultranacionalismo en España, en Bosnia, en Alemania; ¿cómo es posible que en Suiza exista un partido de la supremacía blanca? Yo estoy seguro que pronto alguno de los nuevos países del Este va a expulsar masivamente a los inmigrantes, pero en el fondo es lo que todos quieren hacer. El racismo de nosotros no se ha ido.




EL GERMEN DE LA GUERRA

¿Cómo se vive en esas sociedades el tema de la guerra?

Mira el lío de la OTAN en Afganistán, es increíble. Ellos dicen que se quedan ahí, pero Robert Gates (el secretario de defensa de los Estados Unidos) está saliendo y cada vez con más pánico a criticar a los aliados europeos, ¿de quién está hablando? Te lo voy a decir, está hablando de los alemanes, de los holandeses y de los franceses. Y te diré por qué: el país que nos dio los nazis, dos generaciones después decide que sus tropas no hacen patrullas de noche; es decir, no pelean de noche. Pero, ¿qué haces en Afganistán? Para eso te quedas en tu casa. ¿A qué vas? ¿Y mandar tres mil tropas para qué, para pertenecer a la OTAN? Eso no funciona, tienes que matar gente, y que te maten, eso es lo que hace una fuerza militar. Es inconcebible que en un campo de batalla tú le digas eso al enemigo, con bombos y platillos. Están tan desesperados y neuróticos con lo que hicieron, que no saben qué hacer. Yo quedé atrapado en una emboscada en Afganistán, estábamos a tres kilómetros de una guarnición de dos mil comandos holandeses, y en cuatro horas y media no mandaron ni una sola patrulla para meterse en la batalla a rescatarnos. No hicieron nada.


¿Y qué hacen ahí?

Nada, hacen la bandera. Como parte de “la gran coalición de Occidente para salvar a ese pobre país”, los franceses negociaron su inclusión, únicamente fueron a Bamian, que es como decir la isla de Margarita, donde no hay nada y nunca ha habido nada, no hay pashtunes, no hay talibanes, es el lugar más chévere, más bonito. Muy francés, de seguro hay ahora buenos restaurantes.


Sigue disparando, por favor...

Mira, si tú adoptas una política de guerra lo tienes que hacer bien. El germen de la guerra es como un virus inteligente, hace miles de mutaciones para sobrevivir. Eso lo saben los militares, tú puedes tener todo el poderío del mundo y hacer todas las planificaciones, pero si tienes un forajido dispuesto a morir, te puede volar hasta que la luna se vuelva azul. En Afganistán, si hay un ser humano hecho para la guerra es el afgano, nadie nunca ha podido con los afganos. A ellos les gusta la guerra. Más que una nación, es un campo de batalla.


¿Cómo ves a los Estados Unidos y a su clase política frente a ese panorama?

Siempre hay una parte oculta. Pakistán es una roca que se abrió el verano pasado. Desde el 2001, todos los periodistas que cubríamos el conflicto en Afganistán, sabíamos que Pakistán era el problema. Todo venía de allí. Ellos siempre han hecho un doble juego, son lo más traicionero que hay. Hace poco un alto oficial norteamericano declaró en Washington que ellos sabían que el Mulá Omar, el jefe de los talibanes, vive en Quetta, una ciudad en Pakistán donde ningún periodista occidental ha sido autorizado a entrar desde hace más de dos años; lo logró uno que hablaba urdu, el idioma de los talibanes. Apenas lo sacó en el New York Times, lo expulsaron del país. Ya te explico el juego: el alto oficial norteamericano declara que el Mulá Omar vive en Quetta, que es una ciudad guarnición del ejército pakistaní, pashtun, al día siguiente cae el Mulá Abdullah, en la frontera, un tipo terrible (su hermano era el que cortaba las cabezas de secuestrados el año pasado, incluyendo a periodistas, y lo grababa en video). El día después desaparece el embajador pakistaní, en Afganistán. Es una cosa por otra, ese es un clásico comportamiento de los pakistaní: “vamos a darles algo, para que dejen de joder”. Si Condoleezza Rice va a visitar, agarran a uno de Al Qaeda el día antes, siempre, ¿cómo saben dónde están? Y no es que no estén combatiendo, ellos tienen carne de cañón. El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, no está en el poder de todo el organigrama, pero es muy peligroso. Son 150 millones de personas analfabetas, dispuestas al extremismo musulmán, con un fuerte porcentaje de ellos a favor de Bin Laden, y con bombas nucleares. ¿Qué haces con ese país?


¿Qué rol juega Irán en ese mapa?

Es obvio que Irán ha intervenido tanto en Irak como en Afganistán. Son ajedrecistas. A veces pueden aliarse con enemigos, solo para molestar a los Estados Unidos. Por ejemplo, los iraníes siempre han protegido a la minoría chiíta en Afganistán, pero los talibanes odian a la etnia chiíta y durante su tiempo en el poder los trataron muy mal, incluso mataron a diplomáticos iraníes. Con todo eso, hasta cierto punto, los iraníes se aliaron con los talibanes, le dieron algunas armas a Afganistán. Querían aumentar el costo y el sacrificio de las tropas británicas que pelean en el sur.


¿Lo lograron?

Sí, pero recuerda que en Irán hay un problema terrible de drogadicción. Siendo el país fundamentalista que es y estando bajo el control de los Mulá, tienen tres millones de heroinómanos. Y muchísima prostitución. ¿De dónde viene la droga? De Afganistán y de Pakistán, que son los que refinan y trafican. El gobierno de Irán tiene pena de muerte para los traficantes de droga y ha combatido y ha perdido a unos 600 agentes antinarcóticos, en batallas y enfrentamientos con traficantes. Lo que pasa es que Occidente pelea en esas tierras con una mano atada atrás, que es la prensa abierta. Nosotros lavamos la ropa sucia en público, ellos no.


¿Qué esperan los iraníes que suceda en Irak?

El juego de ellos allí es aún más maquiavélico. Así como parece que hicieron llegar algunas bombas, también están armando antiguos caciques de guerra en el norte, posiblemente en complicidad con Putin. Persas que miran con reojo el realzamiento talibán y pashtun del sur. Así, Irán se prepara para una guerra civil futura en Irak, en la cual Occidente forzosamente tiene que salir.


¿Estarán pensando en los Estados Unidos invadir a Irán?

Las señales que envían es que no van a hacerlo. Hay un juego ahora un poco más sensato, porque saben lo que les ha costado Irak. Y eso es que lo que quería Irán. No es que va a ser el fin del enfrentamiento, pero todo está en juego, desde Líbano hasta la India. Si comenzamos la década con una omnipotencia de los Estados Unidos, terminamos la década con todos los bloques del mapa en juego, China en auge, Rusia debilitada pero resentida, humillada y con dinero. Libia, Siria, Irak, Irán, Afganistán, Pakistán, todo está picado, Asia central también. Hay posibles soluciones a todo. El ritmo nos llevaba a la gran guerra, por culpa de Bush, pero en el último año y medio se ha puesto mucha energía para crear una corriente distinta.

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran entrevista, sí señor.
Un tipo lúcido.
Sus comentarios sobre Caracas son duros...
Abrazo
Marc

¿Qué es esto? dijo...

Tante grazie. Abrazos rolos, catalocéntricos y blaugranas.

Victor Marin Viloria dijo...

Del carajo Leo! Debo reconocer que me dolió que jode lo que dijo sobre Caracas en los primeros párrafos, pero como me decía una tía maracucha: "la verdad arde, ¡y arde pa'r coño!". Pero igual al final me pareció tremenda entrevista.

Por cierto, ¿dónde puedo buscar la revista?

un gran abrazo

¿Qué es esto? dijo...

Epa Victor, la revista es gratuita, se llama Plaza Mayor y se distribuye en la calle o a boca de metro. Probablemente ya se haya agotado, aunque se editan 20 mil ejemplares.

Sobre las razones de tu tía, me temo que debo agregar algo, en honor a la verdad: Jon Lee me pidió hasta tres veces reconsiderar sus apreciones sobre Caracas, pues cuando le hice la entrevista solo tenía unos 10 días acá. Al final se quedó poco más de un mes (o dos) y me aseguró que había sido muy duro, que su percepción acerca de la ciudad, y sobre todo del caraqueño, había variado para bien.

Yo no reconsideré mucho porque para mí la entrevista encierra no sólo unas respuestas, sino un momento y condiciones (tiempo - espacio) específicas. Sin todas las variables, el resultado final siempre va a ser otro.

No quise que ardiera algo, o que ardiera por otro lado, pero ahora dejo acá una nueva cara de la fulana verdad. Saludos a la tía.